Los autónomos comparten una serie de características comunes que los definen dentro del panorama laboral. Aquí te dejo un resumen de las principales:
- Responsabilidad total: Los autónomos son responsables de su actividad económica, lo que significa que deben gestionar sus propios ingresos, gastos y la relación con sus clientes. Esto incluye la emisión de facturas, el cobro de servicios y la administración de impuestos.
- Flexibilidad: Uno de los aspectos más atractivos del trabajo autónomo es la capacidad de organizar su tiempo y trabajo a su manera. Sin embargo, esto también implica estar disponible fuera del horario laboral tradicional.
- Cotización a la Seguridad Social: Los autónomos deben pagar mensualmente una cuota a la Seguridad Social, que varía en función de su base de cotización. Esto les da derecho a prestaciones como bajas laborales, jubilación o el acceso a la sanidad pública.
- Inseguridad económica: A diferencia de un trabajador por cuenta ajena, los autónomos no tienen ingresos fijos mensuales garantizados. Esto implica que sus ganancias pueden variar dependiendo de la carga de trabajo y la situación del mercado.
- Impuestos: Están sujetos al IRPF y al IVA, dos impuestos fundamentales en su actividad. El primero grava los ingresos obtenidos, mientras que el IVA debe incluirse en las facturas de sus servicios o productos.
- Deducciones: Pueden deducir ciertos gastos relacionados con su actividad profesional, como el alquiler de un espacio de trabajo, suministros o gastos de desplazamiento, siempre y cuando se justifiquen correctamente.
- Soledad empresarial: A menudo trabajan de forma independiente, sin un equipo con el que compartir responsabilidades, lo que puede ser un reto a nivel emocional y organizativo.
Ser autónomo conlleva un gran nivel de compromiso y disciplina, pero también ofrece la libertad de gestionar el tiempo y el trabajo de manera independiente.