Hay que tener en cuenta las consecuencias de un despido, que pueden llegar a adquirir dimensiones importantes tanto para el trabajador como para la empresa, y más cuando se trata de despidos colectivos.
Algunos de los principales riesgos a los que pueden enfrentarse las empresas son:
- Exempleados desleales: en el caso de un despido o baja voluntaria de un empleado, la situación puede llegar en ocasiones a tornarse amarga y no acabar en los mejores términos para ninguna de las partes.
- Difamaciones: el descontento puede llevar a exempleados y empresas a difundir difamaciones en algún medio de difusión, como las redes sociales. Dichas difamaciones pueden afectar directamente a la imagen y a la reputación de ésta y además repercutir en pérdidas económicas en función de la gravedad de las afirmaciones. También podría ocurrir que la propia empresa se la acusada de difamación por parte de un tercero, en cualquier caso, la empresa deberá procurar su protección.
- Fugas y robos de datos: no resulta extraño que un empleado al ser despedido decida llevarse algún tipo de objeto de la empresa sin comunicárselo. En ocasiones, el robo puede no ser algo físico o material. Un empleado con acceso a datos o documentos confidenciales puede llevarse esos datos y proporcionárselos a la competencia.
- Vulneración del derecho de propiedad intelectual: puedo ocurrir que un trabajador en venganza por el despido utilice en una nueva compañía alguna propiedad intelectual de la antigua empresa. En este caso, al mismo tiempo que se está incumpliendo el contrato de su uso dañando a la empresa, también son vulnerados los derechos de propiedad intelectual, por lo que las consecuencias pueden alcanzar cierta gravedad.
- Retrasos en la ejecución de proyectos o cumplimiento de plazos: cuando un trabajador es despedido puede dejar su trabajo inacabado, lo que tal vez ocasione retrasos en los plazos previstos de entrega de cualquier proyecto, causando una pérdida económica al cliente que contrató los servicios de la empresa. Se trata de un incumplimiento involuntario del contrato, lo que puede suponer pérdidas económicas para la propia empresa.
Es clave para garantizar su prosperidad y supervivencia que las empresas se protejan, sobre todo en caso de que sean demandadas por alguno de los motivos expuestos anteriormente.
Fuente: dirigentesdigital.com